Pocos autores han llegado a nosotros con una carga de estereotipo y lugares comunes tan pesada como lo ha hecho el mas romántico (en el sentido amplísimo de la palabra) de todos los poetas españoles.
Encasillado interesadamente por la crítica y por mas de un siglo de estudio superficial en todas las escuelas españolas, el señor Gustavo Adolfo Bécquer parece que todavía no ha podido quitarse ese ropaje de poeta "femenino, ñoño, de rimas amorosas y de vida económicamente miserable" que pretendieron inculcarnos ya desde el primer curso de secundaria, tomando como referencia exclusiva sus "Rimas", ésto es, dando a unas mas importancia que a otras, según interesara o no para la imágen prefijada del poeta que se pretendía transmitir.
Ésto obviamente no quiere decir que parte de su producción poética si tenga ese componente de "feminidad", "hiperestesia" o como quieran llamarlo. Pero quedarnos aquí sería como sacar conclusiones oceánicas a partir del análisis de un vaso de agua.
Nunca se habló en las escuelas españolas (al menos en las que yo conocí) de sus articulos periodísticos, de sus cuadros costumbristas, de sus relatos, mas o menos autobiográficos, o de sus ensayos, donde expone su teoría poética, de alcance mucho mas profundo que unos susurros de amor versificados.
En mi caso personal, tuve que empezar la licenciatura (con muchos años de retraso) para comenzar a comprender el caso de Bécquer en toda su profundidad y entender como en primaria y secundaria es un autor muy mal estudiado y expuesto a toda clase de juicios previos y prejuicios estúpidos.
Y una conclusión final y muy clara que se abre paso inevitablemente, sin que nadie pueda rebatirlo: Gustavo Adolfo Bécquer es una de las ramas principales de donde parte toda la poesía española contemporánea.
Nunca se queden en la superficie. Los tesoros están en el fondo y hay que bucear. Siempre.
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