Había conocido (incluso íntimamente) a varias chicas antes, pero nunca sobrio.
Aquella fue mi primera cita sereno: había quedado en ir a recoger a mi amor salvaje, que trabajaba en un centro comercial como promotora, nombre que esconde el hecho de que, uniformada, debía ofrecer a los clientes muestras de quesos en una bandeja.
Fui a recogerla y antes de salir compramos una botella de moet chandon que nos bebimos en un parque que había enfrente. Los recuerdos son ya muy borrosos, pero creo que luego compramos vino y cervezas.
Hasta que vino la noche estuvimos tirados en aquel banco. Luego nos metimos en el metro hasta que nos echaron.
Todo el día bebí el champán y todo lo demás mezclado con su saliva y su pintalabios.
En 8 horas me doctoré en enología.
Nos habíamos conocido el día anterior.
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