... tranquilo como un ex yonqui que ha conseguido dejar atrás el síndrome de abstinencia, en una silla bastante incómoda, escucho a Chet Baker tocar la trompeta igual de tranquilo que yo y leo un libro, no uno cualquiera, la obra finalista del premio planeta 2019.
No lo hubiera creído si hace unos años me dijeran que estaría leyendo algo así.
En el siglo XXI ya no nace ningún Chet Baker, ni ningún Lester Young, por supuesto ninguna Eleanora Fagan volverá tampoco a nacer nunca otra vez.
Pero en esta época mediocre publica sus novelas un aragonés de nombre Manuel Vilas y siento que al menos la literatura ha dejado de ser tan mediocre como la música.
Hablo de sillas incómodas para leer la novela en un par de tardes y corazones volcados.
Los premios planetas me siguen importando un pito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario