01 octubre 2019

La primera vez que probé el cannabis fue el sábado 3 de agosto de 1996.
No fui demasiado precoz en ésto, para entonces ya tenía casi 17 años. 

De toda la carrera de velocidad que vino después, ahogado en ansiedades que casi ninguna droga consiguió nunca calmar.
Conseguí dejar las drogas duras hace 6 años, aunque ya saben que los que las hemos probado siempre tendremos una larva venenosa que se revuelve según el día y la situación. Seremos siempre enfermos.

El cannabis, sin embargo, fue siempre mi favorita, y nunca tuve prisa por dejarlo. Siempre me imaginaba con 70 años, barba blanca y el canuto en la boca.

Ayer, 30 de septiembre de 2019, terminé mi último canuto de hachis.
Nunca como ahora había estado tan convencido de dejarlo. Creo que ésta puede ser la definitiva. Son demasiados años de consumo compulsivo. Ahora que lo pienso, hace bastante tiempo que ya no lo disfruto de verdad.

Y además se lo he prometido a mi esposa.
Una mujer que se merece el sol, la luna y las estrellas y que ni siquiera convirtiéndome en un gato con 7 vidas, podría agradecer todo lo que me ha regalado.

Lo haré por ella mucho antes que por mí mismo.
23 años han sido suficientes.

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