Volvía con mi madre de un viaje largo en coche.
Cuando apenas faltaban algunos kilómetros para llegar al destino, los frenos no me responden, pierdo el control del coche y atropello a una niña pequeña. Las personas que van con ella empiezan a gritar hasta que consigo parar el vehículo. Intentan agredirme. Sigue llegando gente y yo no puedo parar de llorar.
Al final, parece que a la niña no le ha ocurrido nada y los ánimos se calman (para el resto claro, no para mi) hasta el punto que me dejan pedirle perdón a la pequeña. Cuando la veo, me echo al suelo empapado de lágrimas y sin poder articular palabra. Tras un buen rato, consigo acercarme y preguntarle su nombre: se llama Delicia y es una niña de unos 5 años, rubia, de largas trenzas y una preciosa sonrisa donde faltan algunos dientes de leche.
Varias horas después, salgo de allí.
Era un viaje en escenarios reales, esto es: podría indicar, aunque no lo voy a hacer, de donde salimos y hacía donde ibamos y cual era el coche que conducía, así como el lugar exacto donde ocurrió el accidente.
* De largo, una de las peores pesadillas que he tenido en toda mi vida. Me he despertado llorando.
Soy amaxofóbico y nunca he tenido un vehículo en mis manos. Mala jugada del subconsciente multiplicada por diez.
1 comentario:
leerte es viajar como a un exilio y obtener una mirada
fascinan tus mares y autopistas
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