El cielo se vaciaba sobre la tierra, la oscuridad era casi completa,
cuando un viajero salía del bosque, caminaba lentamente y
probablemente sería el único ser humano al intemperie en varios
kilómetros a la redonda.
Llegó a la puerta de la primera casa y llamó. La mujer que le
abrió se apresuro a decirle:
- Pase, pase usted, siéntese en el fuego y coma algo, le sentara bien.
- Lo siento, solo quería pedirle permiso para coger unas flores de aquí. Me iré sin molestarla.
La mujer se quedo algo perpleja y al final consintió que el hombre se llevase unas flores de su jardín.
Y el hombre continuó su camino.
Persiguiendo a la tormenta …
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